El oro entra en una nueva era

Un acontecimiento trascendental transformará el papel del oro en el sistema financiero global: volverá a ser reconocido oficialmente como dinero.

Con la implementación definitiva de las normativas de Basilea III, el oro físico será reclasificado como un activo de Nivel 1, es decir, de máxima calidad y liquidez.

Esta nueva categoría lo equipara, en términos regulatorios, a las formas más seguras de capital, consolidando su estatus como reserva de valor esencial.

Este cambio puede marcar el inicio de una tendencia alcista histórica en el precio del oro, impulsada por varios factores clave.

Al considerarse un activo de primer nivel, los bancos e instituciones financieras estarán más motivados a incluir oro físico en sus balances. En consecuencia, se espera una demanda creciente y sostenida, basada en posesión real y no en productos financieros derivados.

Además, los contratos de "oro papel" —futuros y otros instrumentos sin respaldo físico— quedarán relegados a una categoría de alto riesgo.

Esto obligará a las entidades que los mantengan a contar con reservas adicionales de capital, lo que reducirá significativamente su atractivo especulativo.

La menor manipulación del mercado a través de derivados y el regreso del oro a su función monetaria natural pueden sentar las bases para una valoración más justa, que refleje tanto su escasez como su relevancia histórica.

En el caso específico de Estados Unidos, los bancos podrán registrar el oro físico al 100% de su valor de mercado dentro de sus reservas principales.

Por el contrario, las posiciones en oro no físico deberán estar respaldadas por capital adicional equivalente al 85% de su valor, dada su naturaleza más volátil y especulativa.

Este nuevo marco normativo tiene el potencial de revolucionar el mercado del oro, dando lugar a una apreciación notable y sostenida del metal precioso.