Inflación, la única arma de "sostenibilidad" para el DÓLAR

En el año 2000, Estados Unidos era el principal socio comercial de la mayor parte del mundo. Pero las cosas han cambiado mucho en las últimas dos décadas y ya en 2024, China ha superado esa posición en Asia, África, Latinoamérica e incluso en partes de Europa, una transformación impulsada no solo por el crecimiento de las exportaciones, sino también por la lenta erosión de la competitividad industrial estadounidense bajo el peso del Dilema de Triffin.

Para sostener la demanda global de dólares, EEUU ha tenido que incurrir en déficits comerciales crónicos, exportando papelitos e importando bienes. Este acuerdo contribuyó a financiar el desarrollo global y afianzó su hegemonía financiera, pero también debilitó su industria, inundó los mercados internos con productos extranjeros baratos y priorizó el consumo sobre la producción. Este rol lo eligió de forma voluntaria tras Bretton Woods.

En cambio, China construyó su dominio comercial absorbiendo ese consumo externo, invirtiendo en política industrial y consolidando las cadenas de suministro globales, especialmente en sectores estratégicos.

EEUU usó el dólar como arma y ahora puede estar pagando las consecuencias.

El resultado ha sido una profunda inversión geopolítica. El privilegio de la moneda reserva se convirtió en una potencial desventaja: debilitó la manufactura interna y la exportación, aumentó la dependencia de cadenas de suministro "enemigas" y expuso a EEUU a riesgos de seguridad nacional. De ahí que la administración Trump quiera cambiar el orden con el plan Mar a Lago

Dentro de este contexto, donde EEUU va perdiendo socios comerciales y confianza inversora por su incapacidad de controlar la deuda, la gran pregunta es si podrá seguir sosteniendo la misma demanda global de dólares.

Realmente, EEUU ha podido aguantar en pie con estos brutales niveles de deuda por dos razones:

-- 1) Exportó inflación al mundo a través del proceso de dolarización. Desde 1971 hasta hoy, han pasado de usar el dólar 300 millones de personas a más de 4000. Pero a día de hoy, el mundo ya está dolarizado (no hay mucha más capacidad de expansión) y la demográfica disminuye.

-- 2) La falta de otra alternativa al dólar: El hecho de no tener competencia provocó una demanda cautiva. Sin embargo, la vuelta a los activos duros como Bitcoin u oro pueden hacer mucho daño al dólar.

Por tanto, ahora tenemos una oferta creciente de dólares (déficits crónicos del 7%) con una demanda de dólares que posiblemente se estanque o crezca a menor ritmo. Es decir, tenemos una bomba de relojería para EEUU.

Una menor demanda de dólares puede ser el punto de inflexión para un gran cambio de hegemonía ya que destapará todos los problemas internos del país con crisis de solvencia (mayores tipos ante una deuda impagable) o crisis de inflación (semi default del Tesoro).

El mundo está entrando en una fase diferente, donde EEUU se acerca a problemas importantes que en el pasado ha solucionado gracias a la demanda creciente de dólares, una factor con el que ya no podrá contar y que destapará los problemas reales de su irresponsabilidad fiscal y su falta de productividad.

La única forma de sostener el "castillo de naipes" es generando una inflación no extremadamente ruidosa que limpie sus niveles de deuda en términos reales y, a nivel político, volver a la senda de cierta responsabilidad fiscal. Ambas cosas son difíciles pero no imposibles.

En cualquier caso, nos vemos abocados a un periodo donde se robará al ahorrador en FIAT para transferir el botín a un Estado semiquebrado. Recurrir a una inflación superior al 2%, incumpliendo el mandato de la Banca Central emisora, para sostener la irresponsabilidad fiscal, es una forma evidente de default.

Por tanto EEUU tendrá que hacer un nuevo "default silencioso" para sostener el modelo-dólar. ¿Hasta cuando sus acreedores aceptarán esta perversa espiral?.