Continuamos con el segundo artículo sobre como entender los mercados financieros desde la perspectiva del ciclo austriaco. Podéis leer el primer post en este link: El ciclo austriaco y los mercados bursátiles.
La Banca Central se creo para evitar las corridas bancarias y mitigar los riesgos financieros.
Pero ¿Realmente lo ha conseguido?
Actualmente cuenta con 2 políticas primarias: Bajar tipos y programas de QE para evitar los colapsos deflacionarios del sistema bancario.
El ciclo es claro: Ante riesgos de recesión (contracción de la deuda privada) la Banca Central baja tasas para estimular la demanda de crédito (o esa es la idea) e inicia programas de compra de activos. A medida que la economía mejora, pueden volver a aumentarlos, con el riesgo de crear burbujas o depresiones si actúan tarde, cosa que hacen constantemente, por la pura IMPOSIBILIDAD DEL SOCIALISMO (financiero).
El problema es que en este círculo de intervención se va creando más y más deuda, más activos inflados y más riesgo en el sistema (ciclos cada vez más rápidos y duros).
Actualmente han creado un sistema de espiral de deuda (creación de deuda muy por encima de la "productividad") y de fragilidad del sistema financiero (requiere creación constante de colateral -deuda- para funcionar).
La Banca Central, buscando soluciones, ha creado un problema mucho mayor. Cada vez requiere de más ingeniería financiera para sostener un sistema totalmente caduco.
Este ciclo se ve claramente en el actual entorno macro. La fase de auge da lugar a una recesión económica donde los agentes se ven obligados realizar ventas forzosas -como, por ejemplo, Evergrande- y el sector financiero corta el crédito lo que genera dificultad para conseguir capital de cara a finalizar proyectos y refinanciar deudas. Con la contracción del crédito se reduce el consumo y la inversión, lo que genera un clásico shock deflacionario que tiene su punto más delicado con un incremento importante del desempleo.
Se produce así una destrucción creativa, concepto acuñado por Joseph Schumpeter. Son etapas difíciles pero sanas y necesarias para reequilibrar los excesos del pasado y purgar las malas inversiones realizadas en la etapa de exuberancia.
En este periodo, los agentes tienen prioridad por activos líquidos, por lo que los inversores tienden a vender sus valores de riesgo y hacen acopio de liquidez en sus carteras. Por lo general, son buenos ciclos para el dólar y muy malos para los activos de riesgo.
Será interesante ver que posición tiene Bitcoin a futuro, es decir, si el mercado ya lo ve como activo monetario líquido o si aún lo sigue viendo como activo de riesgo. De momento, lo segundo. El shock deflacionario de la economía real salta rápidamente a la economía financiera, llevando a los selectivos a importantes ajustes. Es verdad que con el entorno de dominancia fiscal (altos déficits) este ajuste se puede maquillar a corto plazo. Otra cosa es a medio-largo plazo.
Y es que los activos siempre se mueven por dos cosas simples. Los tipos de interés/liquidez y los beneficios empresariales. Con respecto a lo segundo, a pesar de ver fortaleza en las megacaps tecnológicas, en agregado estamos claramente en una recesión de earnings o, por lo menos, en un estancamiento. Y con respecto a lo primero, ya vimos la subida de tipos que parece que empezará a hacer daño cuando llegue el muro de vencimientos en 2025. De momento ha afectado poco ya que la era previa de tipos bajos (la gran moderación) fue aprovechada por los agentes privados para endeudarse a largo plazo. Pero el entorno restrictivo va a empezar a erosionar al tejido productivo, sobre todo, cuando parte de la deuda tenga que refinanciarse. Y con respecto a la liquidez, a pesar de estar en proceso de QT (reducción del balance de la Banca Central), estilizadores como el repo inverso en EEUU o el gasto público en todo el mundo, han neutralizado el drenaje de liquidez. Pero de cara a 2025 se esperan ajustes que puedan afectar a la liquidez global.
Curva de tipos y recesiones:
Entramos así en un ciclo complicado para los mercados. Sin tener la bola de cristal, los riesgo del cola empiezan a asomar y a falta de confirmar figuras distributivas, tenemos que vigilar posibles techos seculares en las bolsas occidentales.