Muchos economistas han reabierto el famoso debate de la posible desdolarización de la economía, un debate que no es nuevo y que se lleva discutiendo en la academia desde la década de los 80.
En mi opinión, yo veo claros signos de pérdida de peso y confianza del dólar en la economía global y varios sucesos que pueden cambiar la tendencia en el muy largo plazo, destacando las recientes sanciones de occidente a Rusia, con la expropiación temporal de sus reservas.
Se han cambiado las reglas de juego y ahora serán muchas economías las que se lo pensarán dos veces antes de ahorrar en una divisa que puede ser congelada con tanta facilidad. El sistema FIAT se ha quitado la careta.
Desde mi punto de vista, se inicia de nuevo una carrera por el dinero duro y, paralelamente, un gradual desapalancamiento del dólar en el eje Rusia, China, India y el sudeste asiático. No olvidemos que ese eje cuenta con mucha más población que occidente.
En el siguiente gráfico se aprecia como se está acelerando la diversificación de reservas de divisas lejos del dólar.
Después del salto impulsado por la pandemia, las tenencias oficiales de reservas de divisas se estabilizaron en $12,8 billones, pero la participación del USD en las reservas de divisas cayó a menos del 59%. La proporción de reservas asignadas a activos en USD ha disminuido un 5% desde 2018.
Así queda la fotografía actual del peso monetario
Pero las tendencias son las que son y no podemos ignorarlas. Las entidades extranjeras cada vez quieren menos bonos del Tesoro USA y a día de hoy es el sistema financiero nacional el que mantiene su demanda -y en parte por regulación-
De hecho, desde 2020, la demanda total externa de deuda USA de L/P es negativa.
China está emergiendo como principal socio comercial en el mundo. Fijaros el cambio entre 2000 y 2020, dos décadas que explican muy bien la nueva dinámica económica y monetaria.
Ahora la pregunta es clara, si el dólar pierde peso, ¿quién lo gana? Muchos afirman que no pueden ser yuan chino o los rublos rusos, ya que son divisas con control de capitales y sin separación del Estado. Y nos les falta razón.
Mi apuesta va más por el dinero duro, de volver a un patrón con convertibilidad, en oro o incluso Bitcoin. En este sentido, ya hay varios Bancos Centrales experimentando con CBDC colateralizadas con oro, por ejemplo.
El experimento FIAT nacido en la década de los 70 está empezando a mostrar sus deficiencias. Cada vez más deuda, más represión financiera e intereses estructuralmente más bajos. No olvidemos que las divisas son pasivos de los Bancos Centrales, ¿qué pasaría si empiezan a perder demanda en favor de dinero duro?
Pues que los Estados entrarían en problemas cada vez más serios de financiación, lo que llevaría, a los menos disciplinados, a quiebras y, por qué no, a cambios radicales en su planificación monetaria.
Los cambios de ciclo no suelen avisar. Quizá sea temerario decirlo, pero podemos estar sentando las bases de un nuevo régimen del dinero.