Los tiempos que nos han tocado vivir son, sin lugar a duda, apasionantes, porque como aquellos que estuvieron antes que nosotros, nos seguirá tocando enfrentarnos a retos y aventuras con diferentes envoltorios, pero que en el fondo se parecerán mucho a eventos pasados. Y eso nos puede permitir anticiparnos.
El 3 de Julio de2008 la tormenta perfecta estaba a punto de desencadenarse: Europa y Estados Unidos empezaban a comprender que la crisis financiera, más que una posibilidad, se convetiría en una terrible realidad. En Marzo la FED había tenido que rescatar al banco Bear Stearns, que finalmente fue adquirido por JP Morgan, mientras miles de hipotecas subprime se ejecutaban a diario por todo el país, sin que la bajada de tipos desde el 5,25% de 2007 hasta el 2% consiguiera minimizar su impacto.
En ese contexto el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, anunció una subida de tipos de 25pbs hasta el 4,25%, con el objetivo de contener la escalada de precios que en 2008 había alcanzado, ¡el 4%!
En rueda de prensa, la institución defendió su decisión macroeconómica, dirigida a aplacar un objetivo de inflación en Europa, del 2%, que se había deteriorado a pasos agigantados. Pero, al igual que ahora con el precio de la electricidad, el cálculo de la inflación ex-energía (con el barril de Brent en $140 en esa época), alcanzaba un moderado 1,8%, que fue desoído ante la tenaz decisión del BCE.
En esos meses antes del desastre, observamos el máximo histórico del Euríbor (5,39%), el euro más fuerte (1,60 en su exchange con el dólar) y por primera vez al petróleo superar los $147 por barril.
Lo que el BCE no esperaba era el efecto que tendría el frenazo de la economía mundial. Con la intervención de Freddie Mae, la caída de Lehman Brothers y el inicio de los rescates en Europa, la foto finish cambió abruptamente:el petróleo marcó los 50 dólares mientras la quiebra de empresas y el desempleo alcanzaban cotas nunca vistas, a la par que la inflación desaparecía a principios de 2010.
3 años después, tras recular y bajar los tipos hasta el 3,75%, la llegada de Draghi al BCE cambió el rumbo de la política monetaria de la zona euro: con una bajada histórica de tipos, desde los niveles previos hasta el 1% un mes después de tomar el cargo y al 0% en 2016, junto con su icónico “whatever it takes”, Europa afrontó la crisis financiera convencida de sus objetivos, recuperar el tejido productivo y aliviar las tasas de paro.
Este análisis nos lleva a estudiar la famosa curva de Philips, que muestra la relación entre la inflación de una economía y sus niveles de desempleo, una ecuación complicada que no siempre es capaz de recoger todos los factores, ahora y antes, que afectan a una economía. Ocurrió con el período estanflacionario de los años 70 y volverá a ocurrir en la actualidad. Solo el tiempo nos revelará que decisión fue la acertada o, en su caso, la que evitó mayores daños. Sea como fuere la temporada macroeconómica viene cargadita, como ya se repaso aquí.