
El oro, el eterno refugio, está viviendo un momento de gloria que no veíamos en décadas. Hemos presenciado un impresionante sprint que lo lleva a cerrar su novena semana consecutiva al alza.
Es un logro monumental, una racha que solo ha ocurrido cuatro veces en medio siglo de historia moderna del metal precioso. Pero, precisamente aquí es donde la estadística se vuelve una advertencia sombría que congela la euforia.

El 'Muro de la Décima Semana': El Patrón del Pánico.
El historial nos grita una lección brutalmente clara: la racha de nueve semanas es el punto de quiebre. En ninguna de las ocasiones anteriores, el oro logró estirar la ganancia a la décima semana.
Es el equivalente bursátil a quedarse sin oxígeno justo antes de cruzar la meta. Lo que sucede después es lo que mantiene despiertos a los traders apalancados. El mercado, completamente sobrecomprado y lleno de codicia, se ve forzado a un ajuste violento.
Mira estos números; son el fantasma que persigue a los alcistas:
Después de la Novena Semana: Caída Promedio del Oro En una semana -8.7% En un mes -11.1% En dos meses -13.1%
La Lección Humana de la Historia
Esto no es un fallo técnico; es un fallo humano. Una racha de nueve semanas genera una exuberancia irracional. Los inversores se convencen de que el precio no tiene límites.
El rally actual nos recuerda que el mercado es una balanza: cuando la euforia (codicia) empuja los precios demasiado alto y demasiado rápido, la ley de la gravedad siempre se impone a través del pánico.
Es el doloroso reequilibrio que purga el exceso. Para los inversores de largo plazo, esto puede ser una simple anécdota y una potencial oportunidad de compra si la corrección llega.
Pero para el especulador a corto plazo, el mensaje es inequívoco: el oro ha desafiado la historia, y ahora, la historia está lista para cobrar su factura.