China está planeando incrementar su deuda en más de 10 billones de yuanes (alrededor de 1,4 billones de dólares) como parte de un esfuerzo fiscal para revitalizar su economía, según un informe de Reuters.
Este anuncio tuvo un impacto inmediato en los mercados de materias primas: el precio del petróleo y los metales industriales, como el cobre, registraron subidas tras conocerse la noticia.
El plan de estímulo, que aún está en revisión y podría ajustarse, está siendo evaluado por el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (APN) y podría aprobarse al cierre de su próxima reunión, programada del 4 al 8 de noviembre. Del paquete total, se prevé que 6 billones de yuanes se obtendrán mediante la emisión de bonos soberanos especiales en los próximos tres años, recursos que se destinarán a los gobiernos locales para mitigar riesgos financieros derivados de deudas no registradas en sus balances.
Este estímulo equivale a más del 8% del PIB chino, lo que subraya el grado de intervención en una economía que enfrenta dificultades crecientes en su sector inmobiliario y un incremento significativo de la deuda local. Aunque estas medidas reflejan un cambio hacia una política fiscal más expansiva, aún no se equipara con el agresivo estímulo que algunos inversores esperaban, como el paquete masivo implementado en 2008.
La decisión de China ha sido seguida de cerca por los analistas financieros, que llevaban semanas anticipando un paquete de estímulo de esta magnitud, aunque se han mostrado cautos, dado que el gobierno chino ha revelado pocos detalles específicos y ha adoptado un enfoque prudente hacia la financiación. Esto ha generado incertidumbre en los mercados, especialmente después de una breve recuperación del 30% en las acciones chinas hacia finales del tercer trimestre.
Además, como parte de este plan fiscal, se espera que la APN autorice hasta 4 billones de yuanes en bonos de propósito especial para la adquisición de terrenos y propiedades subutilizadas durante los próximos cinco años. Este monto sería adicional a la cuota de emisión anual regular de los gobiernos locales, utilizada principalmente para proyectos de infraestructura, que este año fue de 3,9 billones de yuanes.