Los riesgos financieros que operan fuera del ámbito de la regulación y supervisión fueron una de las principales causas de la crisis global de 2008. Esta actividad, conocida como "banca en la sombra", es llevada a cabo por intermediarios no bancarios como los hedge funds, compañías de seguros y otros proveedores privados de crédito y capital, quienes están sujetos a exigencias regulatorias significativamente menores que las de la banca tradicional. Esto genera problemas de transparencia y supervisión adecuadas, emergiendo como una de las áreas de mayor riesgo en el sistema financiero global.
Según el Consejo de Estabilidad Financiera (Financial Stability Board), los activos de la "banca en la sombra" alcanzaron un valor de 70 billones de dólares a finales de 2023, representando cerca del 15% de los activos financieros globales.
El gran problema radica en las interconexiones entre la "banca en la sombra" y las entidades convencionales. Aunque los balances bancarios pueden mostrar exposiciones limitadas a estas entidades, las conexiones a menudo son profundas y menos visibles, realizadas a través de derivados y otros instrumentos financieros complejos. Estas interdependencias pueden amplificar los riesgos y propagar las tensiones a través del sistema financiero, como se evidenció durante la crisis global de 2008. De hecho, China ahora está mostrando los mismos problemas financieros, con agujeros importantes en la banca en la sombra. En este ÁRTÍCULO profundizamos sobre los riesgos.
El creciente papel de las entidades financieras no reguladas y el desarrollo de productos financieros complejos sin supervisión adecuada continúan generando preocupación. También a los inversores, ya que son riesgos muy difíciles de predecir y que pueden causar mucha volatilidad. No olvidemos que el shadow banking, ante una crisis de liquidez y solvencia, no cuenta con el apoyo de la banca central, por lo que el riesgo se puede expandir muy rápido.
La Banca en la sombra es demasiado grande para ignorar. Son un sector clave, no sólo en la financiarización de la economía (productos complejos y titulaciones de activos) si no también en los sistemas de financiación. sobre todo a empresas y grandes corporaciones.
El crecimiento brutal de este sector es una de las mayores amenazas para la estabilidad financiera global, principalmente debido a las conexiones opacas y no auditadas entre la banca en la sombra y las entidades tradicionales y el nulo apoyo de los Bancos Centrales a las primeras.
De hecho, los reguladores están intensificando sus esfuerzos para comprender y mitigar estos riesgos. La Reserva Federal de Estados Unidos ha propuesto nuevas reglas para recopilar información detallada sobre la exposición de los bancos a las instituciones de banca en la sombra. Aspiran a mejorar la capacidad de medir, controlar y modelizar los riesgos derivados de estas exposiciones fuera del perímetro regulador. Para ello, la información supervisada de los balances bancarios es útil. Una mayor información cuantitativa y cualitativa de las operaciones y activos en que se materializan las conexiones entre las entidades reguladas y la banca en la sombra podría permitir al supervisor conocer mejor el conjunto de estos activos y riesgos más opacos.
La paradoja es que gran parte del sistema financiero se traslado a bancos en la sombra para evitar la sobre-regulación. Pero esa opacidad es la que está llevando al propio sistema a riesgos sistémicos y difíciles de predecir que, seguramente, en un futuro, tengan que volver a ser controlados por las propias autoridades. Una espiral viciosa que deja claro que cada vez se hace más frágil e impredecible el sistema.