A 619 días del inicio de la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza, la magnitud de la destrucción humanitaria es casi inconcebible.
Lo que alguna vez fue un enclave densamente poblado con una infraestructura frágil pero funcional, hoy se enfrenta a una catástrofe sin precedentes en la historia reciente de la región.
Según datos de Naciones Unidas y organizaciones humanitarias en terreno, cerca del 92% de las viviendas han sido total o parcialmente destruidas.
Las zonas más golpeadas son el norte de Gaza y Khan Younis, donde se concentra el 80% de los daños registrados. El panorama urbano ha sido reemplazado por escombros y estructuras colapsadas, imposibilitando la vida cotidiana y profundizando la crisis humanitaria.
El sector salud también ha colapsado: el 84% de las instalaciones médicas han sido alcanzadas por ataques o han quedado fuera de servicio. Esta situación ha dejado a millones sin acceso a atención médica básica, mientras que los hospitales restantes luchan por funcionar bajo condiciones extremas de escasez de suministros, energía y personal.
El desplazamiento interno alcanza cifras alarmantes.
Se estima que 1.9 millones de personas —alrededor del 90% de la población gazatí— han tenido que abandonar sus hogares. Muchos de ellos han encontrado refugio en escuelas gestionadas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), más de 100 de las cuales albergan actualmente a más de 415,000 personas en condiciones de hacinamiento.
Con más de dos millones de personas confinadas en apenas el 40% del territorio de la Franja, la densidad poblacional ha alcanzado los 15,000 habitantes por kilómetro cuadrado, agravando la propagación de enfermedades, el colapso de servicios básicos y la desesperación generalizada.
En cuanto a víctimas, los números siguen en aumento.
Hasta la fecha, se reportan al menos 55,362 civiles fallecidos en Gaza desde el inicio de los bombardeos, con un total de 128,741 personas afectadas entre muertos y heridos. La mayoría son mujeres y niños, según informes de organizaciones médicas internacionales.
Una crisis prolongada sin una solución a la vista
Desde el inicio de la ofensiva, Israel ha sostenido que sus acciones buscan desmantelar a grupos armados como Hamas. No obstante, el costo humano y material de la operación ha despertado una oleada de críticas internacionales y llamados urgentes a un alto al fuego inmediato. El Consejo de Seguridad de la ONU ha celebrado múltiples sesiones sin lograr un consenso vinculante que frene el conflicto.
Mientras tanto, la ayuda humanitaria que logra entrar en Gaza es insuficiente para cubrir las necesidades más básicas de la población. La comunidad internacional ha redoblado esfuerzos diplomáticos para negociar corredores humanitarios y pausas en los enfrentamientos, pero la situación sobre el terreno sigue siendo crítica.
El pueblo gazatí enfrenta no solo la pérdida de sus hogares, sino también la destrucción de su tejido social, su infraestructura básica y su esperanza de reconstrucción a corto plazo. A casi dos años del inicio del conflicto, la pregunta que muchos se hacen es: ¿hasta cuándo podrá resistir Gaza?